martes, 10 de septiembre de 2013

Los alemanes y el agua

Una de las cosas que me dijeron cuando comenté que me iba a Alemania a estudiar fue que me andara con ojo con el agua con gas, que era difícil de evitar. Y así ha sido. Es muy frecuente encontrarse en la universidad (una clase, la biblioteca, por los pasillos...), y oír el típico silbido de cuando se abre una botella con gas. El sabor es como la casera, pero sin los tonos edulcorados (alguna vez hasta me han servido el vaso de rigor de agua con gas y una rodajita de limón). Hasta en el hospital he visto máquinas dispensadoras sólo de agua con gas (con más o menos burbujas). En el supermercado se pueden encontrar dos niveles de gas: medio y fuerte.


El agua carbonatada se inventó por primera vez en el siglo XVIII, pero no se volvió algo más popular hasta el s. XIX. En Alemania, echando un ojo a las estadísticas, el agua mineral con gas supone el 84,5% del consumo de agua entre los alemanes, mientras que el agua sin gas representa sólo un 12,4%. El resto lo cubren las aguas con sabores (un 2,3%) y el agua "medicinal" (que procede de fuentes naturales), con un 0,8% (fuente). Es, por lo tanto,  una de las bebidas más consumidas. ¿De dónde viene esta costumbre entonces?

No he sido capaz de encontrar mucha información al respecto, pero al parecer la costumbre de beber agua embotellada procede de la época de la guerra y los años posteriores, cuando la calidad del agua que provenía de las tuberías tenía una calidad dudosa. Ahora no hay razón para tener miedo a la hora de beber agua del grifo, sin embargo los alemanes se han acostumbrado y la costumbre ha perdurado hasta hoy día. En general, les gusta que las cosas lleven un cierto sabor, y las burbujas aportan una sensación parecida, por lo que el agua del grifo les resulta sosa.



Desde hace unos años, intentan seguir una política "verde", y esto no es compatible con el elevado consumo de agua embotellada que tienen debido al gasto de recursos que supone, por lo que hay grupos que están intentando convencer a los ciudadanos para que vuelvan al agua del grifo, enfatizando además la buena calidad que tiene.

3 comentarios:

  1. Hisuin, no tenía ni idea de este hecho. Es impresionante, ¿un 84,5% consume agua con gas? A mí no me gusta nada, jaja.
    Por otro lado es cierto que no es para nada beneficioso para erradicar el agua embotellada (algún día habría que hablar de esto en serio). Espero que tengan suerte para volver al grifo, aunque son demasiados como para convencerles en poco tiempo...

    Muy interesante, ¡saludos!

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    1. A mí tampoco, pero si estás por aquí no te queda más remedio que acostumbrarte. Como anécota, es bastante común al estar en clase en la universidad oír el típico silbido de alguien que abre una botella de agua con gas.

      Sí, de ahí que estén intentando hacer campaña algunos grupos políticos. El problema es lo que comentas: es lo que más se vende, están acostumbrados, y el agua sin gas embotellada a muchos les parece insípida. Ya veremos cómo evoluciona.

      Saludos!

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  2. ¡Me ha encantado la entrada!
    Personalmente, si bebo mucho gas luego se me revuelve el estómago. No sé cómo ellos pueden consumir tanto agua con gas, no sé si eso será tan sano como el agua normal...
    ¿Te he comentado alguna vez que mi hermana colecciona etiquetas de botellas de agua? Igual cuando vaya a verte me toca probar el agua con gas, y llevarle a mi hermana la etiqueta de la botella... xD
    ¡Nos skypeamos! :)

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