domingo, 17 de junio de 2012

Comida danesa

Una parte importante de vivir en un país extranjero es la posibilidad de hacerse una idea de su gastronomía. Desafortunadamente, al no haber vivido casi con daneses y haber seguido la típica dieta del estudiante no he podido hacer una lista muy exhaustiva. Y como soy una golosa sin remedio, la mayoría de platos tendrán que ver con el postre.

Risalamande


Es como el arroz con leche, pero en versión danesa. Además del arroz, usan nata, almendras picadas y salsa  caliente de cereza. Es un plato que se sirve principalmente como postre por Navidades, y es altamente recomendado. 

Æbleskiver


No, no son takoyaki, son la versión dulce danesa. Tradicionalmente se cocinaban con trocitos de manzana en su interior (de ahí el nombre, Æble significa manzana en danés), pero hoy en día se pone cualquier cosa dulce de relleno, mermeladas, frutos rojos, etc...Se utiliza, al igual que los takoyaki japoneses, una sartén especial para prepararlos.


jueves, 7 de junio de 2012

Narices extraordinarias

En el post de hoy (el que iba originalmente pensado a celebrar la centésima entrada) se me va un poco el puntero y me dedico a analizar cierto aspecto de la literatura que ha despertado mi curiosidad.

Es bien sabido por todos que a  los autores les encantan las descripciones. Lugares, situaciones, apariencia física y personalidad de la gente... Son estas descripciones las que nos ayudan a crearnos una imagen mental de lo que estamos leyendo (aunque siempre nos podemos tomar una cierta libertad para omitir los detalles que no nos convenzan).

Centrándonos en lo físico, ya sea en la literatura o en la vida real, los ojos son una de las partes más importantes, puesto que tanto su color, su forma y la manera de utilizarlos de las personas hacen que nos cautiven, nos atemoricen, nos transmitan paz o intranquilidad porque es como si pudieran ver a través de nosotros.

Sin embargo, hoy no vengo a hablar de ojos verdes, azules o dorados. Existe un cierto miembro bastante distintivo que algunos autores han decidido tratar de manera especial, generalmente refiriéndose a él como objeto de risa y destacando sus a veces considerables proporciones. Ese órgano que destaca al mirar por primera vez a la cara de una persona, áquel que nos puede hacer entrar en trance al considerar sus proporciones con respecto a la cara con la cual estamos hablando. Ese órgano que, aunque de tamaño moderado, nos puede trasladar a todo un mundo de sensaciones.

Me refiero, naturalmente, a la nariz.



En las siguientes líneas procederé a describir y recomendar algunos de los relatos con narices más célebres en la historia de la literatura.